La
vulnerabilidad ideológica es de tal magnitud que la opinión de
un sociólogo francés o de un economista americano o los aplausos
extranjeros a un dirigente brasileño o la opinión de una agencia
de análisis de riesgo, o de un organismo internacional, tiene un
enorme impacto positivo o negativo sobre la visión de las elites
sobre la situación y las perspectivas del Brasil, generando
manifestaciones auto-congratulatorias o protestas de repulsa y
lamentos de decepción. La sociedad brasileña es vulnerable
ideológicamente porque una parte mayoritaria de sus elites, al
revés de procurar gobernar para el pueblo, prefieren gobernar
para los intereses internacionales de todo tipo. Desean esas
elites ser "aceptadas" como representantes de un
"país normal", de una "sociedad joven, pero
civilizada", que no "confronta" los intereses de
las Grandes Potencias y que "colabora" con ellas. Las
opiniones sobre el Brasil de intelectuales, políticos o
empresarios extranjeros son recibidas con más respeto,
admiración y concordancia que aquellas emitidas por brasileños
(a no ser cuando éstas reflejan la opinión extranjera), por
sectores importantes de los medios de comunicación, sobre los
cuales repercuten tales juicios, y por las elites nativas de
mentalidad colonial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario